La naturaleza ha sido generosa en Ölüdeniz, de cinco kilómetros de extensión, rodeada de montañas verdes repletas de senderos que se inician en la misma playa. Sus aguas, cristalinas y fosforescentes, están siempre en calma, sumisas, tranquilas, como invitando a los bañistas a aventurarse mar adentro. Llegar hasta aquí no es complicado, aunque en verano la carretera que comunica Ölüdeniz con Fethiye, a unos 14 kilómetros, suele colapsarse.
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La naturaleza ha sido generosa en Ölüdeniz, de cinco kilómetros de extensión, rodeada de montañas verdes repletas de senderos que se inician en la misma playa. Sus aguas, cristalinas y fosforescentes, están siempre en calma, sumisas, tranquilas, como invitando a los bañistas a aventurarse mar adentro. Llegar hasta aquí no es complicado, aunque en verano la carretera que comunica Ölüdeniz con Fethiye, a unos 14 kilómetros, suele colapsarse.